Lo queramos o no, para suerte o para desgracia, somos las personas que MÁS influimos en la vida de nuestros hij@s. Lo que les trasmitimos (que no es solo lo que decimos) va directo al corazón, con 4 o con 17 años.
Cuando le sobreproteges (no puedes hacerlo tu solito, cariño, papá te ayudará…), cuando le hablas con ironía, cuando le prohíbes o castigas. Por supuesto, cuando le gritas o insultas, tu mensaje no atraviesa sus oídos, como te ocurre a ti.
Tu mensaje hace un recorrido diferente y aterriza en su corazón. Y desde allí, él escucha con total claridad el eco de tu mensaje: me necesitas para hacer bien las cosas, no serás capaz, es más valioso mi tiempo que tú…
Con la mejor intención (corregir o ayudar a los hijos), los peores resultados :desgaste emocional para ellos.
Muchos ,¡muchísimos!, comportamientos de nuestros hij@s se explican por la comunicación poco adaptativa en el hogar. Ya no se trata de falta de cariño, ni de preocupación, ni de ocupación. Se trata de una comunicación poco asertiva y comprensiva con las necesidades emocionales de los demás, de los hij@s, de la pareja, incluso con nosotros mismos.
Dedica un tiempo a reflexionar cómo es la comunicación de tu familia. Es así de sencillo: aprende a hablar de corazón a corazón.
Aprende a hablar el idioma de las emociones.
¡Es el único que entiende tu hij@!
¡Es el único que entiende tu hij@!
ESTE ARTÍCULO NO ES MIO, ESTÁ ESCRITO POR PROFESIONALES EN EL ÁMBITO EDUCATIVO.
Os dejo INFORMACIONES en las PÁGINAS:
PROYECTO-LECTOESCRITURA-VALORES-LÓGICA MATEMÁTICA-PSICOMOTRICIDAD.
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